(D'uns textos gitanos...)
Por un caminito de cruces, yo voy andando, voy dejando las huellas de
mis pasos, El cielo está negro, vacios los poblados, y el ánimo llevo,
cansado y apenado. La vida es dura, te diran más de tres y más de
cuatro, pero la mía es cicuta, el veneno más malo. Ahora resulta, que si
estoy llorando, nadie tiene la culpa, de mi quebranto, cuando yo sé de
buena tinta, que existe el diablo, y que en el mundo tiene, muchos
aliados, pues precisamente de ellos hablo, te amargan la vida, sin
descanso, y no cejan, hasta hacerte daño. Su satisfacción, lo que salen
ganando, es una alegría diabólica, de sádico. Hay gente que disfruta
haciendo daño. Gente que tiene en vez de corazón, una granada de mano.
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