L'autor és professor de secundària en l'àmbit de la informàtica i les noves tecnologies. Comparteixo la seva visió negativa del sistema deditocràtic d'elecció del professorat que està impulsant, de manera expansiva i pràcticament imparable, la LEC. Aquest model ens porta a claustres més submissos i a un retrocés flagrant de la gestió democràtica dels centres públics.
En estos últimos tiempos se está retomando la idea, que cada cierto
tiempo se pone de nuevo sobre el tapete, acerca de la posibilidad de
seleccionar a los docentes de los centros educativos públicos por parte
de los directores de los mismos. Algo que, desde el año 2009 se está
haciendo en Cataluña bajo el amparo de la LEC.
Directores que, bajo diferentes supuestos, están realizando la
provisión de personal siguiendo los mismos criterios que en la
concertada y, cuya selección se basa en entrevistas personales o un
simple apretón de manos. No olvidemos tampoco que, uno de los grandes
caballos de batalla de la organización, avalada por La Caixa, Escola Nova 21
es la necesidad de poder seleccionar, no sólo parte importante del
profesorado de los centros, es la eliminación de la condición de
funcionario público y, por qué no decirlo, someter el modelo educativo a
las reglas de juego empresariales. No es una invención, simplemente
basta ver todas las intervenciones públicas de las caras visibles de esa
organización cuando hablan sobre ese tema muy relacionado con “su”
autonomía de centro. Sí, por lo visto sin la selección adecuada del
profesorado, alejada de los métodos de provisión meritocráticos y
transparentes que marca la función pública, no pueden darse mejores
resultados educativos.
Pues va a ser que NO. Lamentablemente
para ellos, desde la aprobación de la LEC en Cataluña no hay ninguna
evaluación (ni la de competencias básicas, PISA u otras) que avale esa
mejora de los resultados de los alumnos. NO, por lo visto la posibilidad
y, de facto, la selección de parte del personal de los centros
educativos bajo supuestos perfiles competenciales que se han inventado
indica que, no sólo no están mejorando los resultados si no que, en
algunas ocasiones y materias, los mismos están bajando si los comparamos
con los que arrojaba la educación pública catalana antes de la
aplicación de esta ley educativa y las posibilidades que prometía. Y no,
no estamos hablando de falta de rodaje porque, seamos sinceros, ¿cuánto
tiempo debemos considerar que algo debe estar en experimentación antes
de dar resultados? A mí me da la sensación que si, algo tan sensible
como la educación, arroja cada vez unos resultados más pésimos después
de haberse formulado una ley y tomado determinadas medidas para promover
la privatización de la selección de los profesionales que dan clase, es
que hay algo que falla. Entonces, ¿por qué no se fulmina la LEC? ¿Por
qué, en lugar de apostar por devolver la democracia a los centros
educativos, la selección transparente de profesionales y oponerse a
determinadas versiones de la autonomía educativa, que ya ha dado
resultados y no han sido buenos, se quiere ir aún más allá? ¿A quién le
interesa lo anterior? ¿Por qué sabiendo que algo no funciona se tiene
que seguir aplicando? No lo entiendo. Bueno, no lo entiendo salvo que
haya algún interés oculto tras lo anterior que tenga muy poco que ver
con la mejora educativa.
Cuando
hablamos de evidencias educativas nos estamos refiriendo a datos
medibles. Quizás no todo sea medible en el ámbito educativo y, ni tan
sólo pueda existir un sistema de medición que no venga sesgado por medir
sólo parte del propio sistema educativo pero, cuando TODOS los informes
y datos dicen que hay algo que no funciona, quizás es que hay algo que
no se está haciendo bien.
No, la
selección “a dedo” del profesorado en Cataluña no mejora los resultados
de los alumnos. La LEC, la ley educativa que incluye la posibilidad de
hacer lo anterior, tampoco los ha mejorado. Pues creo que, si hay
alguien a quien le interesen los chavales debería echar marcha atrás en
el asunto o, quizás, plantearse la necesidad de hacer un cambio de rumbo
en las políticas educativas catalanas porque, algunos no entendemos la
necesidad, no sólo de no pararse y mirar qué está fallando, sino de
continuar aumentando las prácticas que lo único que están haciendo es
perjudicando a miles y miles de alumnos de esa Comunidad.
Eso
sí, hoy seguro que determinada prensa mediatiza algunos centros
catalanes falseando sus resultados mediante suposiciones o imágenes
sesgadas de experiencias “guays” que, lamentablemente, no hay ningún
dato objetivo u objetivable que los avale.
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